El libro de Diana Cazaux aporta un análisis y una investigación sobre los museos de ciencia y tecnología. E indaga en los comienzos y los procesos de desarrollo de estas instituciones.
por Alejandro Manrique
En el año 2015 y luego de un esfuerzo constante, metódico y sistemático, Diana Etel Cazaux se convirtió finalmente en doctora en Comunicación Social por la Universidad Austral. Cientos de páginas, una veintena de anexos y un material de campo sobre la divulgación científica en las universidades de nuestro país constituyen la extensa tesis de doctorado de esta periodista que es pionera y referente en los estudios de la comunicación pública de la ciencia.
Su nuevo grado académico es el punto culminante de una trayectoria que le ha llevado desde cronista de medios, redactora de contenidos científicos, disertante internacional, docente en la Universidad de Morón e investigadora en temas de su especialidad. Ha dictado conferencias, cursos y seminarios en el exterior, principalmente en países de América Latina, sobre comunicación de la ciencia. Autora de innumerables trabajos en revistas, entre sus libros publicados con anterioridad mencionamos: “El ADN del periodismo científico: el reportaje interpretativo”, “Historia de la Divulgación Científica en la Argentina” e “Historia del Periodismo Científico en la Argentina”, todos escritos con gran rigor en la investigación y el desarrollo contextual de los temas abordados.
En su nuevo libro, “Origen y desarrollo de los Museos Interactivos de Ciencia y Tecnología“, publicado por el Fondo Editorial ITM – Instituto Tecnológico Metropolitano (2016, 230 páginas), con sede en Medellín, Colombia, Cazaux se propone indagar en los museos de ciencia y tecnología, sus comienzos y los procesos de desarrollo asociados con el correr del tiempo.
Según explica la autora en la introducción, al preparar un trabajo de divulgación científica en Argentina a través de los museos de ciencia y tecnología, “…grande fue mi sorpresa al comprobar que existía muy poca bibliografía sobre este tema en español y casi nada sobre la historia y el desarrollo de estos museos…”. Así, surge la investigación sobre la terminología específica, el desarrollo y origen de los museos abocados a la difusión de la ciencia y la tecnología, con la función educativa que les es propia, cuyo producto final es el libro organizado en seis capítulos de lectura ágil y amena.
En una muy acertada decisión, Cazaux comienza su obra ofreciendo un contexto y evolución de las definiciones de ciencia, técnica, tecnología e interactividad, principios fundamentales que dan basamento a los museos considerados. Para luego también explayarse sobre el campo teórico de los estudios CTS (Ciencia-Tecnología-Sociedad) que dan marco a los museos interactivos de ciencia y tecnología.
A la definición de los museos de ciencia y su nacimiento -conocidos como los antiguos gabinetes de curiosidades-, sigue la clasificación y evolución del concepto de museo, y aquí la autora se encarga de diferenciar los significados de museografía y museología por cuanto “…existe cierta confusión y debate sobre estos términos, sus usos y delimitaciones…”, destaca antes de explayarse en las categorías museológicas y la situación actual de los museos.
La narrativa de Cazaux es clara y directa, por momentos extremadamente detallista al referirse a los variados museos de ciencia e instituciones educativas que florecieron en el mundo, con cada contexto histórico particular según la época y la imagen que se tiene del conocimiento y su papel en la sociedad. En cuanto a la evolución histórica de los museos interactivos de ciencia y tecnología, la autora los clasifica según un criterio de generación.
Así, establece que los museos de primera generación son los museos de colecciones y los de segunda generación los denominados “science museum” o museos de ciencia y tecnología. Los museos de tercera generación serían los “science center”, tanto en su versión anglosajona como el paradigmático “The Exploratorium” de la ciudad de San Francisco -sobre el que la autora se detiene a contar su particular historia- o europea como la “ciudad de las ciencias y de la industria” en París. Un particular tipo de museo son los de cuarta generación, los parques temáticos, caracterizados por un gran despliegue tecnológico que ofrece al visitante una experiencia prácticamente real con un desafío a sus habilidades mentales. Por último, los museos de quinta generación son los museos virtuales que se rigen por internet y las tecnologías de la comunicación, básicamente páginas webs que muestran contenidos digitalizados donde no existen restricciones de horario o geográficas para el visitante.
Ya sobre el final, en un extenso apartado, la autora vuelve a los estudios CTS y los museos como medio de divulgación de la ciencia. Las complejas relaciones entre ciencia, tecnología y sociedad están atravesadas por el factor social, componente clave sobre el campo científico que lleva a los cambios ambientales y sociales y la comprensión de la ciencia como un cuerpo independiente -regido por sus propias normas- pero a la vez influenciado por intereses, política y valores. Es allí que la participación del visitante en los museos interactivos de ciencia y tecnología adquiere su real dimensión, en un espacio magnífico para exhibir las diversas visiones de la ciencia y lograr la alfabetización científica que permite a los ciudadanos participar en las decisiones que las sociedades deben tomar en asuntos cada vez más influenciados por la ciencia y la tecnología.
Con amplias referencias bibliográficas y detalles de los sitios web institucionales de los principales museos de ciencias consultados para la investigación, Cazaux realiza con este trabajo un notable aporte a la divulgación, el análisis y el estudio de los museos de ciencia y tecnología en el mundo. La nueva obra fue presentada recientemente en el Centro Cultural de la Ciencia, en la ciudad de Buenos Aires, donde la autora expuso sobre la temática con suma amplitud.